¡Adiós al miedo a volar de una vez por todas!
A pesar que he viajado mucho, el avión no es para nada mi mejor amigo. Le tengo pánico a las alturas y al avión. No me agrada para nada la sensación del despegue y los vacíos o turbulencia. Te preparé este artículo para superar el miedo a volar.
Amo todo el previo de llegar al aeropuerto, hacer el chequeo, pasar revisión, comer algo, pero al llegar a la sala de abordaje y verlo ahí de frente es cuando empiezo a sudar tremendamente, más cuando hacen el llamado a abordar.
Si me ves llorando antes de abordar o en pleno avión, no pensés que algo malo pasó, es mi forma de sacar el estrés antes del despegue… Sí así soy me asusto tanto que lloro un poco y listo a lo que vinimos…
8 puntos claves para decirle adiós al miedo a volar
Prepará todo con tiempo: Días antes alistá la maleta con calma, pensando bien en las necesidades del viaje. Prepará todos los documentos necesarios, reservas de hotel, auto, tours, mapas, en fin, que todo esté listo la noche antes de manera que durmás lo más relajado posible.
El día del viaje llegá temprano al aeropuerto aunque ya hayás hecho el check- in online. Sobre todo si tenés vuelos de conexión, es mejor llegar temprano y aburrirse de esperar, que tarde y perder el vuelo, o llegar con estrés.
El asiento es súper importante: En mi caso amo las salidas de emergencia por el campo que tienen para los pies, muchos les huyen por la responsabilidad que representan.
Si lo que querés es un vuelo tranquilo y dormir, no te sentés cerca del baño, el flujo de pasajeros en esta zona es constante y en ocasiones se presenta mal olor.
Si el vuelo es muy largo las aerolíneas te darán cobija y almohada, sino, mejor andá preparado vos con almohada de viaje y un buen abrigo, por lo general las cabinas son frías.
Según los expertos la zona más segura para viajar en un avión es al medio y en la parte trasera.
Si sos nervioso lo mejor es reservar el asiento con anterioridad con el check-in y no esperar a llegar al aeropuerto y te lo asigne la aerolínea sin derecho a elegir, o peor aún, que te sienten separado de tu acompañante de viaje.
Ejercicios de relajación: Mientras están abordando el avión, empezá a respirar profundamente y despacio para poco a poco alejar la tensión.
No pensés en cosas negativas, dale órdenes al cerebro de tranquilidad y paz. Ayuda mucho la música, en el avión hay gran cantidad de música para elegir de acuerdo a tu gusto o bien llevá la propia en tu celular.
Evitá llevar un reloj visible: Si constantemente estás mirando el reloj, el vuelo será eterno y las ansias alcanzarán sus niveles máximos de estrés. PROHIBIDO VER EL RELOJ.
En ese caso, podés ver alguna película de la selección del avión, leer un libro, ver una revista, intentar dormir o desviar la atención por completo del reloj.
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Enfocáte en tu destino final: Pensá en lo lindo que la vas pasar y lo mucho que vas a disfrutar, o bien aprender en el caso de que sea por trabajo, revisá los temas que vas a tratar en las reuniones o seminarios y en el caso de que sea por estudio, dale la oportunidad a tu mente de abrirse plenamente a nuevas oportunidades, todo lo que aprenderás y nuevos amigos que podrás conocer.
Atención con los alimentos: Tené mucho cuidado con los alimentos que consumís antes y durante el vuelo, algunos pueden disparar tu ansiedad. Por ejemplo mucho azúcar no es buena idea, incrementa rápidamente los niveles de glucosa en sangre, provocando picos de insulina, y un rápido descenso de la misma. Estas alteraciones bruscas de la glucemia en sangre pueden producir cambios de humor, irritabilidad, ansiedad, nerviosismo o cansancio.
Algunos toman café o ciertas bebidas alcohólicas para tranquilizarse, eso es variable para cada quien.
Cuando volamos el proceso digestivo se altera y puede provocar molestias como ardor, reflujo, acidez, hinchazón, pesadez, náuseas o estreñimiento.
Lo recomendable es optar por pequeñas cantidades de comida antes del viaje, platos únicos ligeros pero nutritivos como ensaladas o poke bowls, a base de verdura, cereales en grano y una pequeña porción de proteína de calidad como pollo, pavo o quinoa.
Incluir en tu dieta antes de un vuelo (o durante el viaje) alimentos ricos en magnesio, va a facilitarte el descanso, evitando la tensión muscular y el estrés.
También es un gran aliado para combatir el jet lag, ya que, contribuye al buen funcionamiento del sistema nervioso. Podés encontrar magnesio en las semillas de sésamo, de chía, de amapola o en las nueces. 
Pastillas para dormir: Para los vuelos muy largos es mejor consultar a tu médico, cuál pastilla es buena para dormir por unas horas y poder descansar. Los lapsos que estés despierto tratá de levantarte y moverte un poco, no es bueno quedarse todo el rato sentado.
El poder dormir te ayudará a bajar los niveles de ansiedad o miedo a volar, y claramente reducirá las horas que debés soportar para llegar al destino, o bien, de igual manera recurrir a tranquilizantes naturales o que el médico te recete.
Las recomiendo solo para vuelos de más de 7 horas, ya que, la mayoría causan mucha somnolencia que puede afectar al llegar a los trámites de migración.
El avión es un medio seguro: Por último, es importante recordarte que el avión es realmente un medio seguro. Además, pensá en la maravilla de la tecnología y la bendición que tenés de poder viajar (muchos lo desean y no pueden por varios motivos).
Volar al fin y al cabo es toda una experiencia, sin el avión no podés conocer destinos exóticos y únicos, así que, abrocháte el cinturón y a disfrutar del viaje, serán solo unas cuantas horas y listo te bajarás a tierra firme…
*Además de estos consejos, también es importante tener claro ¿a qué le tenés miedo exactamente? Así podrás ver si tu miedo es racional o totalmente irracional y será más fácil que podás ajustar terapias y consejos antes y durante el vuelo.
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